Respuesta :
La reforma del Puerto Viejo de Marsella (Francia)
Situado en el centro histórico de Marsella, el Puerto Viejo fue el núcleo económico de la ciudad hasta mediados del siglo XIX. Posteriormente, la actividad se desplazó al Gran Puerto Marítimo y los antiguos muelles —a pesar de su belleza y de estar ubicados en el corazón de la ciudad— se convirtieron en un espacio desordenado y decadente con viejas instalaciones, barreras arquitectónicas y cada vez más coches. Pero hace casi diez años el ayuntamiento quiso enderezar la situación. Para ello, se eliminaron los obstáculos como muros y verjas y se limitó el tráfico de vehículos en los muelles del puerto. Como resultado, el Quai des Belges (el muelle de los belgas) —uno de los diques que ocupa el espacio central del Puerto Viejo— destinó el 60% de su superficie para el uso de los peatones y en sus aguas se instalaron embarcaderos flotantes capaces de acoger actividades náuticas sin interferir en el paso de los transeúntes.
Agrociudades’ en el área metropolitana de París (Colombes, Francia)
Desde hace más de sesenta años en la banlieue parisina (los suburbios periféricos de la capital de Francia) se acumulan ciudades de bloques y torres de edificios, sin parques ni equipamientos públicos. Este es el caso de Colombes, un municipio ubicado a solo ocho kilómetros al noroeste del centro de París. En 2011, varias organizaciones impulsaron el proyecto R-Urban que promovió la creación de tres espacios comunales autogestionados y centrados en la transformación social y urbanística del vecindario. El primero de ellos se denominó Agrocité y consiguió convertir unos solares abandonados en un gran huerto urbano. El segundo, con el nombre de Recyclab, promovió un espacio de reciclaje de materiales para la construcción sostenible. Y el tercero titulado Ecohab, estaba pensado para construir viviendas accesibles con procesos respetuosos con el medio ambiente, pero no se pudo desarrollar por problemas en la propiedad del solar previsto para las obras.
Situado en el centro histórico de Marsella, el Puerto Viejo fue el núcleo económico de la ciudad hasta mediados del siglo XIX. Posteriormente, la actividad se desplazó al Gran Puerto Marítimo y los antiguos muelles —a pesar de su belleza y de estar ubicados en el corazón de la ciudad— se convirtieron en un espacio desordenado y decadente con viejas instalaciones, barreras arquitectónicas y cada vez más coches. Pero hace casi diez años el ayuntamiento quiso enderezar la situación. Para ello, se eliminaron los obstáculos como muros y verjas y se limitó el tráfico de vehículos en los muelles del puerto. Como resultado, el Quai des Belges (el muelle de los belgas) —uno de los diques que ocupa el espacio central del Puerto Viejo— destinó el 60% de su superficie para el uso de los peatones y en sus aguas se instalaron embarcaderos flotantes capaces de acoger actividades náuticas sin interferir en el paso de los transeúntes.
Agrociudades’ en el área metropolitana de París (Colombes, Francia)
Desde hace más de sesenta años en la banlieue parisina (los suburbios periféricos de la capital de Francia) se acumulan ciudades de bloques y torres de edificios, sin parques ni equipamientos públicos. Este es el caso de Colombes, un municipio ubicado a solo ocho kilómetros al noroeste del centro de París. En 2011, varias organizaciones impulsaron el proyecto R-Urban que promovió la creación de tres espacios comunales autogestionados y centrados en la transformación social y urbanística del vecindario. El primero de ellos se denominó Agrocité y consiguió convertir unos solares abandonados en un gran huerto urbano. El segundo, con el nombre de Recyclab, promovió un espacio de reciclaje de materiales para la construcción sostenible. Y el tercero titulado Ecohab, estaba pensado para construir viviendas accesibles con procesos respetuosos con el medio ambiente, pero no se pudo desarrollar por problemas en la propiedad del solar previsto para las obras.