Era principios de otoño, mi abuelo y yo decidimos ir a cazar. Mi abuelo es cazador y su esposa (mi abuela) es enfermera. Mientras cazábamos escuchamos a un venado aplastar algunas hojas en el suelo, mi abuelo entonces soltó su arma y el venado se sobresaltó. El ciervo entonces comenzó a correr hacia mí, lo siguiente que supe es que tengo tanto dolor y estoy en el hospital. Mi tobillo estaba roto y mi codo dislocado. El doctor tuvo que tomarme unas radiografías, mi abuela era mi enfermera y me estaba cuidando. "¿Cómo está el dolor?" Preguntó, fingí sonreír que dolía TANTO. Después de unas radiografías, el médico regresa a la habitación y dice que necesito un yeso para el tobillo, pero que colocará el codo en su lugar. Cuando volvió a colocarlo en su lugar, el dolor era insoportable, sentí ganas de llorar. Mi abuelo se sintió tan mal pero le aseguré que estaba bien. Y que estaba perfectamente bien. Después de unas 5 horas me pusieron el yeso y nos dirigimos a casa. Esa fue la primera y última vez que iré a cazar.